Revista de Inclusión Educativa y Diversidad (RIED) 2 de 11
Revista de Inclusión Educativa y Diversidad (RIED), 2024, 3(1) https://ried.website/nuevo/index.php/ried/index
tensiones en el ámbito educativo, el cual ha estado habituado a la homogeneidad en el aula, y
en la unificación de respuestas a los distintos problemas (Fierro &Triviño, 2022). En este punto
emerge la inclusión, la que está asociada directamente a la diversidad, por ello, es un proceso
que no ha llegado a su fin, sin embargo, se realizan esfuerzos para comprometerse “firmemente
con la sostenibilidad de un proceso de mejora escolar guiado por valores inclusivos” (Booth
& Ainscow, 2011, p. 31). En este punto, es relevante mencionar que dentro del artículo se
utilizan los siguientes términos: Necesidades educativas especiales (NEE), Necesidades
educativas específicas (NEEs) y Necesidades específicas de apoyo educativo (NEAE), para
referirse a los requerimientos particulares que precisa el estudiantado en su proceso educativo.
Lo anterior, debido a las actualizaciones que ha presentado el término a través del tiempo. En
ninguna instancia se contradicen estos conceptos. Solamente se presentan de acuerdo con el
autor, fecha y contexto de referencia.
La educación inclusiva va más allá de simplemente ubicar a estudiantes con necesidades
educativas específicas en escuelas ordinarias; busca fomentar su participación en el aula para
así poder garantizar el máximo rendimiento y potencial mediante una educación adaptada para
todas sus necesidades (Campos et al., 2021). Al revisar la concepción globalizada sobre la
escuela inclusiva y los sustentos teóricos esenciales, se puede pensar en una educación ideal,
liberándose de la segregación y marginación, impulsando el mayor desarrollo de cada
estudiante, quien debe obtener la atención educativa específica requerida por parte del
profesorado (Martín et al., 2017), el cual debe poseer competencias para la atención a la
diversidad junto al conocimiento de las particularidades de cada NEE con el fin de atender
adecuadamente al estudiantado (Castillo-Paredes, 2022).
En la investigación de Gonzalez-Gil et al. (2019) se presenta la falta de recursos
educativos, sin embargo, los existentes están focalizados en un pequeño grupo, como el
alumnado con discapacidad física específica y con condición del Espectro Autista (CEA)
(Baquerizo-Sedano et al., 2024; Hortal-Quesada & Sanchis-Sanchis, 2022). Por otro lado,
también expone los reclamos más reiterados por el equipo docente, el que se centra en la
“Insuficiencia de tiempo” (Gonzalez-Gil et al., 2019, p. 252), el que se dirige al alumnado con
NEE; tiempo que deberían enfocar en otorgar una educación de calidad a todo el estudiantado.
La falta de formación en atención a la diversidad también es presentada como una de las
barreras identificadas en la inclusión, donde el profesorado enfatiza en la disociación entre la
realidad escolar con la teoría enseñada en la formación inicial y continua del(a) docente. Se
destaca la formación en la inclusión, sin embargo, se presenta de forma teórica, sin llevarlo a
la práctica. Al respecto, es importante el desarrollo de las competencias docentes, destacándose
que la “realidad del aula donde los docentes impartirán sus clases demanda de un conjunto de
factores y de estrategias para realizar una enseñanza de calidad” (Cañadas et al., 2019, p. 34),
y dicha enseñanza debe ser asignada a profesionales cualificados (Solà-Santesmasas et al.,
2024), con el fin de no reproducir la enseñanza con teorías alejadas de las prácticas y
aproximándose a la realidad existente en las escuelas. Además, se puede considerar la puesta
en marcha de estrategias didácticas, junto a propuestas de recursos educativos, tanto en
situaciones reales como simuladas; aquí, “la formación inicial docente es crucial” (Maravé-
Vivas et al, 2023, p. 83)
Según Acevedo (2017) la educación es considerada un proceso educativo que debe
desarrollarse en la escuela para convertirse en un proceso dinámico que incluya la diversidad.
En este sentido, el currículo debe adaptarse a las necesidades de todos(as) los(as) estudiantes;
esto significa estudios de posgrado y formación continua del equipo docente, junto con la
colaboración de expertos que trabajan para garantizar la vigencia del plan de estudios. Este
interés se ve reflejado en distintas áreas educativas, donde aumenta visiblemente “hacia la
inclusión de estudiantes en situación de discapacidad a las clases regulares de Educación
Física” (Fierro & Contreras, 2024, p. 323). Esto ha relevado estrategias didácticas con el fin
de atender la diversidad del estudiantado, las que se centran en aplicar actividades que
consideren tanto el ambiente como el contexto de los(as) estudiantes, para lo que es
determinante las competencias del profesorado de Educación Física (EFI), entendiendo las
competencias docentes, como la mezcla de saberes y capacidades desarrolladas por el
profesorado, las que facilitarán la enseñanza al alumnado (Espinoza & Campuzano, 2019),
dentro de las cuales se consideran estereotipos disciplinarios y pedagógicos sobre Educación
Física, los que busca fortalecer los procesos de Formación Inicial Docente (FID), enfocándose
en la calidad y la equidad. Estos estándares se componen de un conjunto de saberes